Actualmente un baño aromático representa un momento de bienestar por excelencia. Se trata de una simple y eficaz técnica para mantenerse en forma, relajarse, confortarse y mitigar el cansancio en músculos y articulaciones. Incorporados al agua de baño, los aceites esenciales ofrecen todos sus beneficios en una doble acción: vía respiratoria y vía cutánea.
La dosis aconsejada es de entre 10 y 15 gotas de aceite esencial en el agua de baño. Como los aceites esenciales no son solubles en el agua, es mejor mezclarlos previamente en un dispersante como por ejemplo el solubol (1 gota de aceite esencial por 4 gotas de solubol). También se pueden verter las gotas de aceite esencial en un poco de sal antes de añadirlos en el agua caliente (36º aprox.) de la bañera. Otra manera de solubilizar los aceites esenciales es elaborar un aceite de baño aromático mezclando un 10% de aceite esencial en un 90% de aceite de ricino. Diluir 2 cucharadas soperas de esta mezcla en la bañera.
Si se desea un baño relajante mezclar aceites esenciales de Naranja y de Lavanda. Si por el contrario lo que se necesita es un baño energético, mezclar aceites esenciales de Menta piperita y de Enebro.
Igualmente se pueden hacer “pequeños baños” de manos y pies. Para ello es suficiente añadir de 4 a 6 gotas de aceite esencial en un dispersante (solubol) o de sal en una jofaina llena de agua caliente. Mantener sumergidos los pies o las manos unos quince minutos. Otro truco consiste en añadir 1 o 2 gotas de aceite esencial en la dosis de gel de baño para aprovechar sus propiedades bajo la ducha.